Siendo el carácter supra organizacional, el tercer nivel de los dilemas propuestos por Joseph Badaracco, en su dilema de las organizaciones, hace difícil poder analizar para después tomar una decisión. Este nivel envuelve tanto a la persona cuando toma la decisión dentro de una organización como a las que están fuera de esta. Puede verse afectada una comunidad como también el gobierno.
En el caso particular de la empresa WorldCom, las malas decisiones y el mal manejo en la empresa de Bernard Ebbers afecto a un gran número de personas, siendo estos los stakeholders. Los ochenta y cinco mil personas afectadas, que perdieron su empleo, hicieron actos en contra de la ley actuando órdenes superiores. Además, los accionistas de esta también perdieron grandes sumas de dinero, sin contar las bolsas de acciones internacionales. También, el gobierno de Estados Unidos tuvo que intervenir, de manera legal, para que WorldCom deje de “maquillar” las cuentas a favor de la empresa.
De tal modo es que los grandes mandos de la empresa no han seguido actitudes éticas ni morales de acuerdo a la situación, dejando así, los valores de lado. Además cabe mencionar que tienen un pensamiento egoísta que no favorecerá de manera ética a los stakeholders. Por otro lado, dicha empresa ha sido
Badaracco está en la opción de manejar tres preguntas fundamentales para poder tomar sus decisiones.
En este caso, todos los involucrados no han podido realizar las cosas de la mejor manera posible. Dicho fraude financiero no es la respuesta creativa, que está respaldado con las leyes, esperada. Tampoco es la manera correcta de realizar las operaciones. Cabe resaltar que unos pocos se beneficiaron con esta acción, pero la mayoría fueron afectados negativamente por estos hechos.
En este caso, lo correcto vs. Lo correcto. Bernard Ebbers pudo haber hecho dos cosas. Por un lado, pudo haberse guiado por las críticas de los gerentes de la distinta aéreas. Por otro lado, puede haber seguido con la estafa, pensando que nadie se da cuenta, ya que a corto plazo era rentable, pero a largo plazo, las cifras fantasmas iban a incrementarse mucho más. Es claro que la mejor opción era la primera, ya que no hubiese afectado a los stakeholders en una magnitud grande, como la que tuvo.
En el caso de Ebber y los demás involucrados no respondieron ni aseguraron su posición ni la posición de la compañía en la sociedad. Tomando en cuenta este dilema, se puede responder de manera egoísta, en búsqueda del beneficio propio sin tener porque pensar en las magnitudes de las consecuencias que pudo haber tenido nuestra decisión.
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